Vi pasar a mi corazón detrás del tuyo



Vi pasar a mi corazón detrás del tuyo,
tras una estela
hecha de sueño
y esperanza.

Vi seguir la huella
de mi planta
a tu sombra
y a tu caminar pausado.

Sollozo tenue,
suspiro entrecortado,
decir tu nombre
evoca mil pasados.

Vidas enteras
pasé y morí a tu lado,
luces y ocasos
nací y viví en tus brazos.

En tu mirada
me hundí y nadé en sus lagos
de negra intensidad
y etéreo espacio.

Vi decidir a mi alma
abandonarme,
para seguirte
hasta el final del mundo,

Y comprendí
caído y resignado
que fui feliz en ti,
solo en ti, nunca en mi mismo.

Ondulante misterio de los ojos grandes



Ondulante misterio de ojos grandes,
a la espera de una señal;
silencio.

Me sorprende,
se enrosca en mis adentros,
la serpiente piel azul;
melancolía.

Se arrastra, se mueve,
susurra y se agita, se bebe mi llanto,
me asfixia;
dolor.

Escapar, lo intento,
pero es en vano,
me corta el camino,
me sabe atrapar.

Clava sus colmillos
me inyecta recuerdos,
y el antídoto hecho olvido,
no me puede ya curar.

De voluntad fría,
en la noche rota,
me declaro tuyo,
presa, servidor.

Devórame entero,
carne, sexo, viento,
mátame pues lento;
para así, sentir.

Insomnio vil



Siluetas, solamente siluetas se distinguen,
en esta obscuridad, que vive y se arrastra,
entre recuerdos de esos días.

Días en que tuve, vida y sueño,
días en que tuve, calor y llanto.

El techo a veces pierde su sentido
y pareciera estar flotando,
entre memorias.

Recuerdo de repente tus caderas,
y ese olor a ti,
a sexo que penetra los sentidos.

Como vapor ardiente,
me envenena y me condena
a sentir vida entre mis piernas,
al menos por instantes, eso siento…

Sigue obscuro, sigue noche,
sigo yo tendido en la inconciencia,
derramando pensamientos en desorden.

Que de poco sirven, las miradas en lo obscuro,
sin embargo los amantes,
lo hacen siempre.

Y si en verdad son los ojos,
la ventana por dónde el alma grita y se hace grande
¿Qué pasará en lo obscuro con nosotros?
¿Qué pasará en la niebla siempre errante?

Me sorprendo con los dientes apretados,
como queriendo masticar el tiempo
y recuerdo aquella vez que dormí pleno,
con mi cara enterrada entre tus senos.

¡Un ruido y otro, y otro más!
y mentiría de pleno si te dijera,
que el miedo no se instala,
hasta mis huesos.

Lo negro empieza a ser azul y empieza el día,
agonizan los amores y los sueños,
se inicia nuevamente el descontento,
se arrastran las cadenas del desvelo.

¡Insomnio vil! ¿Qué haces conmigo?
distorsionando así mi realidad completa.
Insomnio vil , mi cruel amigo
te debo una canción lenta… muy lenta.