Déjame vestirte toda



Déjame vestirte toda,

de esperanza y de sonrisa,

déjame cubrirte entera,

con costura hecha de sueños.

 
Déjame sentir tu frío,

para así entenderte toda,

por las noches ser tu manto,

y proteger al amor.

 
 Déjame vestirte de caricias,

de ilusiones, de ternura,

déjame darte  dulzura,

en un abrazo de amor.

 
Déjame sentir tu miedo,

que me erice por completo,

que me recorra la espalda,

y cuando confiado y terco,

el miedo se sienta grande;

lo destroce y te lo arranque,

del corazón de un tirón.

 
Déjame vestirte toda,

por completo de alegría,

la sacaré del recuerdo,

de los libros, de los cuentos.

La sacaré como sea y te juro,

que te vestiré de cielo.

 
Déjame vestirte vida,

de miradas que platiquen,

que trepen, jueguen y brinquen,

en tus hombros y en tus labios,

y se posen suavecito en tus ojos

y en tus manos.

 
Déjame vestirte ahora,

que tengo el deseo dentro,

antes de que el descontento,

vuelva a mi como una ola.

 
Déjame vestirte lento,

para que con picardía,

me aprenda tu geografía,

me aprenda tu desnudez.

 
Déjame vestirte siempre,

o mientras la vida alcance,

y en un te amo constante,

vestirte con mucho amor.


Abordo de una hoja de almendro



Abordo de una hoja de almendro, navegaré en un riachuelo,

Que se disfraza de charco, para ocultarse del tiempo,

Y sortear cada mentira, que rompe contra todo,

Que intenta sin decencia robarse mi tesoro,

 
Más no podrá la vida, quitarme lo que adoro,

Y de un salto gigante, repito lo que ignoro,

¿Qué será ser feliz, que será amar Amor?

¿Qué será descansar, cubierto de ilusión?

 
Se abre una compuerta, pasadizo secreto,

Y a los ojos del mundo me voy, me estoy perdiendo,

Me guardo un silencio atento, mientras mi lengua cuestiona,

¿cómo es que me falta el eco, de la bendita memoria?

 
Para recordar y sentir, y sentir de nuevo - digo-,

El sabor de la alegría, que tuve cuando era niño,

¡Corre!, grita un hombre en una cruz,

y voy flotando, volando en zancos,

 
y llego a ningún lugar a repartir la palabra,

¿Qué palabra?, algún, “ismo”?, ¿será acaso alguna, “ción”?

La palabra, ¿qué palabra?, ¡ya está!

¡AMOR-TAD ó LIBER-MOR, FELI-GRÍA, ALE-CIDAD!

 
¡Lara li, Lara la!

Que la lluvia baje ya, para que se disimulen,

Estos ojos que se caen, en gotas de no comprender,

En gotas de sentirlo todo,

 
Viene un viento burlón y frío, de esos que tiran sombreros,

De esos que levantan faldas, de esos que llenan de tierra los labios,

que mientras silbaban, se sorprenden empolvados,

haciendo gestos y muecas, tras el beso de ese suelo,

 
Y me voy en el viento ligero, suave, sin dirección,

Me voy, me fui, ya me he ido,

¿Quién se acordará de pronto,

Que algún día estuve aquí?

 
Un perrito se sorprende al verme pasar volando,

Y de pronto sale otro, y otro más y son tres,

Una familia de perros,

Que bien que se quieren bien.

 
Y estoy alto, muy alto y se encoge todo el mundo,

Y ahí donde todo es frío y silencio azul perdido,

Me reclaman al oído, los recuerdos, lo sentido,

Lo comido, lo bebido,

 
Y en un centelleo vivo, por un descuido sincero,

Aparezco nuevamente, convertido en este cuerpo,

¿cómo regreso a mi nube, cómo llego a mi universo?

¿cómo tripulo de nuevo, mi barca-hoja de almendro?

 
Y me visto de cordura, hecha de ladrillos grises,

Y me pongo los minuto, donde han hecho cicatrices,

Me guardo detrás de los dientes mis historias y mis cuentos,

Y me pongo la careta del que escucha siempre atento,


Y en el rabillo del ojo,

se instala siempre risueña,

La locura que paciente,

Para llevarme me espera.

Solo por Ti


Ojitos de canica (a Cooper)




Mi día empieza y termina contigo,

sin querer, sin pensar, solo es así,

tú alegre siempre, corres, saltas, vibras,

regalándote permanentemente.

 

Entiendes mas bien poco de prohibiciones,

la palabra “no”, nada te ha afectado,

sabes muy bien, sabes, que con tu mirada

consigues tu fin.

 

Ojos de canica, con tanta ternura,

despiden destellos de tu gratitud,

por una caricia que arroje un suspiro,

por esa comida que llega puntual.

 

No hay rincón ni cuarto, que no sea tuyo,

hoy eres más dueño que yo del lugar,

ojos de canica que a mis pies te duermes,

me has dado momentos que no tendrán par.

 

Te observo y aprendo,

de tus metas claras, de tu terquedad,

–quiero esa galleta–, dice tu mirada,

y parado en dos patas es tuya sin más.

 

Ojos de canica gracias por sentarte,

a esperar la noche, aquí junto a mi,

por cada ladrido, que me expresa tanto,

por tus patas sucias en cada sillón.

 

Por dejar tu rastro,

entre pelo y baba,

por las madrugadas,

hechas para aullar.

 

Por ser espontáneo,

por perseguir moscas,

por ser inocente,

por ser corazón.

 

Gracias por tu vida ojitos de canica,

por ser tan constante, consistente y leal,

por esas orejas que lo escuchan todo,

por ese dedo extra, único, especial.

 

Ojos de canica te soñé de niño,

no te tuve nunca y hoy llegas a mi,

misterioso el tiempo, de este plan divino,

que hizo que me hallaras en la oscuridad.

 

Ojos de canica, gracias por tu vida,

y por contagiarme de razón de ser,

ojos de canica por hoy ya es bastante,

ya es tiempo descansa, ve a tu lugar.

 

Ojos de canica, sé que solo esperas,

a que esté dormido para tu soñar,

y ahí en tu universo, en tu paraíso,

repleto de huesos para masticar,

 

Sábete mi amigo, cuando sientas miedo,

cuando tengas frío y no puedas más,

ahí para hallarte, para conducirte,

rascarte la panza y ser tu hogar,

 

Estará mi mano, ojos de canica,

estará mi abrazo y mi corazón,

ojos de canica tu duerme tranquilo,

y mañana juntos, ¡vivir y jugar!

Mi Mariposa




Mira ahora en lo que te has convertido

niña mía

tu mirada fue cambiando de manera imperceptible

tu manera de moverte, tu manera de soñar.

 

Y yo que imaginaba tan iluso y tontamente

que mi mano te servía como guía, ¡no que va!

eras tú la que mis pasos fue marcando con su vida

y sin saber mi día a día, era todo sobre ti.

 

Tus problemas eran míos,

de tus quejas yo el oyente

en tu frío fui caricia

en tu noche fui calor.

 

Que de golpe se marchitan

las promesas en el aire

que de pronto se disuelven

las palabras en el mar.

 

No me imaginé en la vida

ser de pronto sólo un nombre

que tus labios pronunciaran

como ruido y nada más.

 

¿Cómo fue que de mi abrazo

arrancaron la ternura?

¿Cómo fue que te olvidaste

de mis ojos sobre ti?

 

Pero miro hoy, sólo miro a esa niña mariposa

la que antes fuera oruga, fuera dulce, fuera amor

hoy tus alas todas rojas te han llevado

hacia tu cielo.

 

Yo te miro y me consuelo

repitiendo a media voz

que esa manchita que llevas en el costado derecho

fuera un beso que te diera cuando ayer, éramos dos.