Y te acercaste a mi
ofreciéndome sincera
tu corazón herido,
cansado y roto
de esperar que se le quiera.
Y me dijiste así
sin palabras y empleando ese lenguaje,
hecho de impulsos y silencio,
que querías estar conmigo.
Y te escuché decir
una y otra vez historias tristes
que golpearon tu intención,
tu franca devoción
y tu alma entera.
Y yo frente de ti
inmóvil y expectante,
incierto e ignorante,
¿a qué decir, cómo decirlo
de qué forma?
Dejé pues que hablara
el tiempo mismo,
la noche se hizo día
y se acortó el abismo
se hizo la distancia inexistente.
Y recurrí al embrujo
de la mirada honesta
y recorrí tu cuerpo
con la mirada tierna
y supe en ese instante, te quería.
Y te acercaste a mi
con la propuesta guardada entre tus ropas
envuelta en tu cabello
oculta entre tus piernas.
Y te atreviste así
a despojarte del prejuicio
que asesina,
volcaste tu deseo fiel de niña,
de ser feliz o morir en el intento.
Y te acercaste a mi
con lo que nadie me hubiera ofrecido,
hasta aquel día,
la llave de tu tiempo y de tu vida.
y te acercaste a mi
dispuesta a todo
a derribar barreras
a superar fronteras
a derrotar fantasmas de un pasado.
Y te acercaste a mi
tanto y tan fuerte
que te fundiste en mi
yo me perdí en ti
y hoy somos uno solo,
amor, dolor, pasión y vida.