La madrugada



Al final de la noche,
hay un tiempo de silencios,
dónde los cansancios salen a pasear,
su andar es pausado,
de pronto aburrido,
cortan con sus guiños
el ser y el estar.

Sopla el viento frío,
frío de la ausencia,
ausencia de ruido,
ruido del amor.

Las almas observan
con claro fastidio
cómo cada cuerpo
muere al descansar.

Nada tiene forma
todo esta dormido
hasta los zapatos
dejan de marchar.

Es tiempo de locos
poetas y grillos
viven los amantes,
su pasión fugaz.

Laten las historias
en los subconscientes
uno que otro labio
muerde su verdad.

Solloza el que sufre,
sufre el que solloza,
la señora gime
de dolor de hogar.

Es la madrugada
compañera mía
platico con ella
me siento a escuchar.

Le cuento y le canto,
le lloro y me aguanto
maldigo y bendigo
a esta humanidad.

En la madrugada
no existen relojes,
no existen barreras
de todo lo real.

En las madrugadas
las sombras dibujan
conviven los ruidos
sin amanecer.

En la madrugada
quiero a mis vecinos,
quiero a todo el mundo
y suelo pensar.

Todo lo que haría
de una noche eterna,
lo que me reiría,
podría soñar.

En las madrugadas
vuelan unicornios
y esferas de polvo
hecho de añorar.

En las madrugadas
se caen las poses
la elegancia vive
en la honestidad.

En las madrugadas
se vuelve uno humano
se olvida la pena
se cae el pudor.

Se asoma el borracho,
el perro con frío,
el ronquido, el flato
y la transpiración.

Se olvidan los nombres
y entonces sabemos,
aunque sin palabras
que existe el amor.

Y Dios y diablo
y dolor y pena
descansan compartiendo,
melancolía y canción.

En las madrugadas
vago entre las letras
deambulo entre versos,
me paro a toser.

En la madrugada
sale desde dentro
el insulto alegre
que en el día frene.

En la madrugada
me siento muy solo
me duelen los huesos,
me aflige mi hogar.

En las madrugadas
te extraño y te lloro,
más no te recuerdo,
para no irte a buscar.

Cada madrugada
suele ser distinta
la rutina muere
a la hora impar.

Una madrugada
me iré de mi vida
persiguiendo noches,
me volveré a amar.

Una madrugada
marcharé de frente,
una madrugada
llegaré a mi mar.