Hoy me bebí la noche de un tragote



Hoy me bebí la noche de un tragote
y me empanzoné de luna,
qué sabroso es retozar mirando al cielo,
con una sonrisa grande, que pareciera cosida,
con hilo de oreja a oreja,

Y pensar cosas tan bellas, que saben a pura miel.
Qué bonito es recordar ese segundo,
en que un beso te seduce y deja sobre tus labios,
su esencia todita entera y gotas de desnudez.

Qué grande es sentirse amado, aunque sea por un momento,
al fin de cuentas el cuento, acaba como uno quiere,
al menos cuando se piensa y el pensamiento es un sueño,
disfrazado de ilusión, con ropas de fantasía.

¡Ah qué bendición la mía!
suspirar hoy por la noche
sin hacer ningún reproche ni al mundo ni a lo mundano,
gracias le doy a mi hermano y a la humanidad completa,
por dejarme sin complejos ser quién soy, un ser humano.